“Si no estamos preparados para cometer errores jamás seremos capaces de generar nada original”
Sir Ken Robinson
José Luis era mi profesor guía en secundaria, siempre fue una gran persona conmigo porque creía que yo podía dar más en los estudios y eso siempre lo agradecí. Sin embargo, él también sabía que yo nunca me iba a acoplar al sistema no solo por mi falta de madurez sino también porque mi proceso de aprendizaje era totalmente diferente a la educación lineal.
Siempre he sido una persona que aprende en constante movimiento, a esto se le llama aprendizaje Kinestésico. Este estilo de aprendizaje se basa en la experimentación donde el conocimiento tiende a durar por más tiempo dado que son experiencias vividas.
La tregua con el sistema llegó con la digitalización de la educación hace ya 10 años donde pude escoger lo que quería aprender y formar mi propio perfil profesional gracias al internet.
A través de los años entendí que mi rebeldía se debía en gran parte a mi proceso de aprendizaje y el choque con el sistema, pero eso nunca me detuvo.
Toda persona que lidere procesos de innovación debe tener como competencia el pensamiento divergente, que como lo define mi leal Wikipedia “…es un proceso de pensamiento que genera ideas creativas mediante la exploración de muchas posibles soluciones”.
Es por esto, que ser un innovador rebelde no tiene nada ver con irresponsabilidad o bajo compromiso, al contrario, esta persona es ambiciosa y cree que la organización puede dar más y quiere hacer ver todas las posibilidades de resolver un reto de negocio con ideas que cambien las reglas del juego.
Cuando un niño monta por primera vez una bicicleta seguramente se caerá a la primera, la segunda o tercera vez, pero a la quinta vez habrá aprendido a mantener el equilibrio.
Este proceso de experimentación es aprendizaje Kinestésico y la mayoría de las organizaciones no están a acostumbradas a ello. En ningún proceso de evaluación de desempeño se miden las lecciones aprendidas de los fracasos.
Dentro del mapa de la cultura organizacional ésta competencia ubica a los innovadores de forma natural como los rebeldes, inadaptados o inclusive los incomprendidos, porque su proceso de aprendizaje es totalmente diferente a los procesos tradicionales. Sin embargo, también resultan fuentes de inspiración a través de sus ideas para otros tipos de talento.
Las personas con aprendizaje kinestésico son excelentes para liderar procesos de innovación en etapas tempranas con metodologías como Design Thinking, Lean Startup o Design Sprint, es por esto que debemos darles autonomía pero también rodearlas de talento que las complementen, personas originales.
Cuando se habla en las organizaciones de que se tiene que cambiar la cultura para innovar creo que se mal entiende el concepto, las empresas que sobreviven hoy lo hacen porque su cultura las hace ser exitosas.
Es responsabilidad de un líder de innovación saber utilizar la cultura a su favor para no ser percibido como un organismo externo que ponga en riesgo el sistema inmunológico. El innovador rebelde necesita de resultados para poder tener credibilidad en una cultura cerrada o tradicional.
Un líder de innovación debe construir alianzas dentro de la cultura y dar poder a aquellos talentos que lo pueden ayudar a lograr su propósito y sobre todo a asegurar la ejecución de sus proyectos. Por otro lado, debe tener empatía con las necesidades de sus clientes internos para poder alinear sus proyectos con las expectativas del negocio.
Muchas veces los rebeldes en su frustración por no poder generar un cambio en la cultura o en la forma de hacer las cosas critican en lugar de generar discusiones a través de retroalimentación objetiva.
Para cambiar este comportamiento deben por medio de ejecución hacer evidente que hay otras formas de hacer las cosas. La evidencia a través de los resultados de experimentos y los datos sirven de respaldo frente a los paradigmas organizaciones, sin ellos las discusiones son subjetivas y normalmente el hábito del “éxito pasado“ tiende a imponerse.
Aunque a los rebeldes nos gusta ir en contra de muchas cosas como el código de vestimenta o el horario de oficina, si hay algo en lo que debemos mostrar resiliencia y empatía es en entender las necesidades del negocio. El rebelde tiene que tener la capacidad de vincular su trabajo a los KPIs para poder construir una estrategia que combine el corto y largo plazo.
La rebeldía debe reflejarse en cómo hago las cosas, por ejemplo, metodologías, alianzas y uso de recursos pero nunca puede ir en contra del propósito del negocio.
El rebelde tiene claras sus fortalezas pero también sus debilidades, y sobre ellas debe construir alianzas y un equipo a su alrededor que asegure la ejecución de sus proyectos. Creerse un “todólogo” no es una característica de un líder de innovación, no puedes liderar el cambio desde el ego. Empoderar y delegar el éxito es parte de la humildad que debe tener un innovador rebelde.
Durante mi vida profesional he aprendido que el rol de innovador rebelde más allá de ser un problema para las empresas es un superpoder. La capacidad de liderar la innovación además de ser un privilegio es una gran responsabilidad, la rebeldía debe verse reflejada en los resultados para que pueda tener credibilidad.
En nuestra rebeldía toda la energía debe estar enfocada en generar valor al negocio, nuestros equipos pero sobre todo a la sociedad.
Si necesitas innovar puedes escribir a hola@necesitoinnovar.com o visita www.necesitoinnovar.com.