El término Design Thinking ha sido usado en los últimos años para justificar talleres de lluvia de ideas sin impacto, destruyendo el valor de una metodología poderosa.
Hace unos años asistí a un curso de pensamiento creativo en Miami, la idea era conocer las técnicas de vanguardia que se estaban usando en Estados Unidos para innovación.
Del curso emocionaron dos cosas: un entrenamiento en tendencias de color para poder leer los cambios entre diferentes industrias y establecer el código de color de los proyectos, y también pude conocer #wynwooddistrict donde el arte callejero del este de EEUU se une para deleitarnos con sus obras.
Cuando iba saliendo de la sesión del segundo día vi un libro en una tienda que me llamó la atención, se llamaba Change by Design de Tim Brown Chairman de IDEO seguramente muchos ya lo han leído. Lo que me fascinó del libro fue la idea de que las empresas pudieran redefinirse basadas en un enfoque de entendimiento del cliente con una mirada holística por encima de las necesidades del negocio, a esto se le conoce como Pensamiento de Diseño.
Tim Brown define Design Thinking como “…una disciplina que usa la sensibilidad y los métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocios puede convertirse en valor para el cliente, así como en una gran oportunidad para el mercado…”
Otro concepto que me parece muy relevante de la visión de Tim Brown es que transformó la forma de desarrollo e investigación que se basaba en analizar la relación entre el usuario y el producto, y la evolucionó hacia una relación de persona a persona identificando necesidades.
Las empresas están formadas por personas que necesitan conocer íntimamente a las personas que compran sus productos y servicios para lograr ser exitosos.
La metodología ha crecido en importancia como un proceso de diseño en etapa temprana que permite a las organizaciones definir la solución basados en una problemática del cliente, sin embargo, son muy pocas empresas que tienen la metodología implementada formalmente como parte de su proceso estratégico.
La primera de ellas es relacionar la ejecución de la metodología a un KPI del negocio. Todo líder de innovación debe hacer la integración entre las necesidades del mercado y el negocio para tener un impacto significativo a través de la ejecución en la estrategia. No ligar el proceso de Design Thinking a la estrategia es hacer innovación con un solo ojo.
Relacionar el Design Thinking a un KPI de negocio también ayudará en el buy-in organizacional especialmente de la alta gerencia y genera evidencia del valor real en los clientes internos como menciona Daphne. Esto elimina que midamos el método con métricas de vanidad como número de ideas generadas.
La segunda recomendación de Daphne es no ver la metodología únicamente como un taller de dos días. El Design Thinking es un proceso de entendimiento de la problemática y de análisis de soluciones que dura tiempo, no podemos asumir que en un taller de dos días puedes resolver problemas que los clientes han tenido por años.
Vivir el proceso es la tercera recomendación, en muchas empresas por priorizar la agenda corporativa los equipos prefieren delegar etapas del proceso como la etapa de Empatizar. Esto quita objetividad al proceso porque están delegando en un tercero la interpretación de la información del descubrimiento.
Los antropólogos realizan sus excavaciones en busca de evidencia de sus teorías, si ellos viven el proceso por qué nosotros delegamos el nuestro. En mi caso me ha resultado muy positivo que los equipos de desarrollo de producto vivan la etapa de entendimiento de la problemática con el fin poder tener una factibilidad objetiva basada en evidencias reales de la experiencia del usuario.
La última recomendación es avanzar rápidamente al desarrollo y escalamiento. Como menciona Daphne, sí asumimos que el proceso de Design Thinking únicamente entrega un taller o un reporte con recomendaciones y no se avanza en la ejecución este terminará siendo únicamente una experiencia lúdica en la organización.
Design Thinking es un proceso poderoso, pero no podemos asumir que es un evento temporal de uno o dos días. Los líderes de innovación deben tener como objetivo que el Design Thinking sea parte del proceso de desarrollo de forma orgánica como cualquier otro proceso de la organización como S&OP o CAPEX.
La credibilidad de los procesos de innovación se construye asegurando que los proyectos generen resultados a los clientes y al negocio, sino logramos esto el proceso de Design Thinking será parte de un teatro de innovación sin impacto.
Si necesitas innovar puedes escribir a hola@necesitoinnovar.com o visita www.necesitoinnovar.com.